sábado, diciembre 16, 2006

Momentos de relax del fall quarter

Al llegar a Barcelona me ha sorprendido comprobar que a algunos amigos que siguen mi blog (¡que son más bien pocos, ya les vale al resto!) les he transmitido una imagen demasiado negativa sobre mi vida en Santa Cruz. Es decir, sí que pasé muchos nervios y agobios por culpa de la enorme carga de trabajo del primer trimestre del máster. Y seguro que esto se reflejó alguna vez en el blog. Pero también he tenido momentos estupendos, especialmente hacia el final del trimestre, cuando se aligeró la cosa y pude hacer un poquillo de turismo. Y, para que quede claro, en general estoy encantada con mi vida allá.

Así que voy a hacer recapitulación de algunos momentos estrella del fall quarter en Santa Cruz.

1. Thanksgiving

Durante bastantes semanas estuve planeando pasar Acción de Gracias con los demás becarios de "La Caixa" que están estudiando en la Coste Oeste. El problema, como siempre, era la concreción. Todo el mundo decía que sí sí sí, pero nada de especificar dónde. Yo quería ir a Los Angeles, pero los de LA al final dijeron que querían olvidarse de su ciudad por unos días. Se habló de Berkeley y Davis, pero la candidatura de Santa Cruz triunfó. Entonces resultó que mis compañeros de clase también estaban organizando una cena de Acción de Gracias y al final nos juntamos todos en casa de Sarah. Además, escribí un artículo sobre mi primer Thanksgiving en los Estados Unidos que tuvo bastante buena acogida, incluso recibí cartas de los lectores dándome la bienvenida a los States y deseándome que participe en todas sus tradiciones. Si es que la gente de Santa Cruz son majetes...


Estos somos los que elaboramos el pavo: a mi izquierda, Jan; con camisa azul, Ewen (el chef) y Sarah, que puso la casa con su cocina gigante con dos hornos.

Y he aquí la perfección hecha pavo:

Lo que no sale en el artículo del Sentinel es que al final nos juntamos más de 20 personas en dos grupos bien diferenciados: los americanos - tranquilos, silenciosos- y los siete españoles (más un alemán), que éramos un escándalo. Sobretodo cuando David se apropió del baster (una especie de pipeta gigante que se utiliza durante la cocción de pavo para recoger los jugos que suelta el ave y volver a rociarla con ellos) y nos persiguió por el salón. Ante este espectáculo, mis colegas gringos optaron por refugiarse en la sala de estar jugando al Trivial. En fin, dos maneras diferentes de celebrar una fiesta…

2. Big Sur

El fin de semana de Thanksgiving, David y Santi, que habían venido de L.A., se quedaron un par de días más (los pobres Irenka & Diego y Raul se volvieron a sus respectivas ciudades porque tenían que estudiar para los finales o acabar trabajos varios). David había venido a Santa Cruz con la idea de ir de visita a San Francisco, pero Santi, que es un poco más agreste, tenía ganas de naturaleza. Y yo, la verdad, me inclinaba más por el plan de Santi. Así que sintiéndolo mucho por Davidillo (aunque él me ha asegurado unas cuantas veces que le encantó el cambio de planes), nos fuimos a Big Sur, que es una maravilla de zona de costa protegida al sur de Monterey. Qué alucine. Me muero de ganas de volver allá un fin de semana largo y acampar por ahí.


jueves, diciembre 14, 2006

Vuelve, a casa vuelveeeeee....

Estos señores son mis papás, que me vinieron a recibir al aeropuerto con una pancarta de bienvenida diseñada por mi hermano. Por si no se ve bien, es Governator levantando a peso dos "guarans catalans" (burros catalanes). Comprensiblemente, me dio la risa tonta cuando lo vi (y no fui la única persona en el aeropuerto a la que le pasó) y se me olvidaron las 17 agotadoras horas que me había pasado viajado (11 de ellas en un avión cargadito de bebés llorones. Angelitos).

Me gustaría poder escribir sobre la confusión que se siente al volver a casa tras cuatro meses pasados en California, pero la verdad es que al día siguiente de llegar pillé una faringitis del copón y la fiebre no me ha dejado meditar mucho. Aún así, la primera tarde me sorprendió que la dependienta del Caprabo pusiera esa cara de desgana total cuando estaba cobrándome y sólo me dijera "son 42 euros con 50". También me chocó el desprecio que mostraban mi madre y los demás conductores por los pobres peatones que intentaban cruzar un paso de cebra.

Aparte de esto, parece que todo sigue igual. Excepto yo, que ya no sé a dónde pertenezco.

miércoles, noviembre 15, 2006

Cosas que estoy aprendiendo por aquí

1. Estoy aprendiendo a ser sociable:



Mi amigo David Perpiñán, que me conoció en mi época más borde y sociópata (cuando estaba estudiando veterinaria), me envió una vez un mail memorable. Yo había comenzado hacía poco mi segunda carrera y David me preguntaba: "María José, ¿cómo te va? Seguro que ya has hecho una única amiga, con la que te sientas en el fondo de la clase a criticar a todos los demás". Bueno, esto da una idea aproximada de cómo era yo en mi tierna juventud. Supongo que ya había mejorado bastante antes de venir para acá, pero igualmente empezar de nuevo en un país extraño te estimula las habilidades sociales.

2. Estoy aprendiendo que mi madre siempre tenía razón.

"Si no limpias, al menos no ensucies" + "Ahora tienes la habitación hecha unos zorros, pero verás que cuando vivas sola sí que te molestará el caos". Qué perlas de sabiduría me soltaba mi madre, y yo sin darme cuenta. ¡Cuánta razón tienes siempre, mamá! ¡Qué ganas me entran de gritarle esa primera frase a mi compañero de casa cuando deja restos de pomelo por toda la cocina, o los platos sucios en la pica durante días! ¡Y qué maruja me he vuelto, por Dios! El otro sábado dediqué toda la mañana a dejar la mencionada cocina como los chorros del oro... y peor aún... me entró un gustirrinín cuando la vi tan limpia y brillante... ¿es grave, doctor?

3. Estoy empezando a comprender el síndrome del emigrante

Yo una vez tuve un novio extranjero que era bastante gruñón. Me parecía que se enfadaba demasiado por nimiedades y siempre estaba criticando a los catalanes. Pero ahora entiendo que el estar en tierra extraña a veces te pone de los nervios. Hay días en los que todo lo de los americanos me parece mal. Por suerte, es bastante infrecuente.

viernes, noviembre 10, 2006

martes, noviembre 07, 2006

Cultural learnings from the US and A

El viernes fui a ver el estreno de la película "Borat: Cultural Learnings of America for Make Benefit Glorious Nation of Kazakhstan". Estaba el cine a reventar. Supongo que a estas horas la gente ya habrá leído suficientes reviews de la película como para que yo suelte otro, pero es que yo no quiero hablar de lo que pasaba en la pantalla. Prefiero comentar las reacciones de la gente del público.
Tenía un tipo sentado detrás que se estaba debatiendo consigo mismo. Cada vez que Borat soltaba una de sus bestiezas antisemíticas / machistas / homófobas / racistas, al pobre espectador le dolía reirse. Antes tenía que soltar un "Oh my God, Oh my God this is terrible". Este mantra parecía librarle del sentimiento de culpa provocado por que le hiciera gracia un humor tan políticamente incorrecto, y entonces se permitía reír.
Les pregunté a la gente que se había venido conmigo al cine si ellos habían observado algo similar (porque nos habíamos tenido que dispersar por la sala, estaba el cine abarrotado) y me dijeron que no, que les pareció que todo el mundo se estaba riendo alegremente. Pero sospecho que a más de uno le pasó lo que al tipo que se sentaba detrás mío: estos americanos tienen tan imbuido lo de ser políticamente correctos...
Tal vez precisamente por eso, por el añadido del gustirrinín de estar haciendo algo incorrecto, le esté gustando tanto esta película. Así lo describía el crítico de cine del Sentinel:

"But in this increasingly touchy, easy-to-offend, careful-what-you-say culture, watching a comedian with a killer instinct and incapable of embarrassment is a rare and wondrous thing, particularly when that comedian is out to expose exactly what he seems to practice."

(Pero en esta cada vez más delicada, fácil de ofender, cuidadosa de lo que decimos cultura, observar a un cómico con un instinto asesino e incapaz de la avergonzarse es algo raro y maravilloso, particularmente cuando ese cómico está intentando exponer exactamente lo que él parece practicar.)

Hablando del Sentinel: últimamente me lo estoy pasando pipa con mis prácticas allí. Ya me permiten escribir algo más que necrológicas y artículos sobre el tiempo; también escribo sobre astrónomos, vagabundos, cóndores, más astrónomos, calabazas (qué queréis: era Halloween) y aguas apestosas. El trimestre que viene me pediré las prácticas en la oficina de prensa de Stanford.

miércoles, noviembre 01, 2006

Halloween in Santa Cruz

Sí, ya lo sabéis: fue Halloween. Pero es que Halloween en mi pueblo es la bomba, se vuelve todo el mundo (más) loco. Me lo habían contado, pero hasta que no bajé a ver a las multitudes que se paseaban disfrazados por Pacific Avenue, no me lo creí. Hacía un frío del carajo ayer por la noche, pero eso no impedía que la mitad de la gente fuera medio en pelotas (me puse a contar la de chicas que iban de "sexy cops" o "sexy-lo-que-sea" y perdí la cuenta. Definitivamente, en este pueblo no les gusta mucho la ropa). Los helicópteros sobrevolaban la avenida y había bastantes antidisturbios al acecho, porque cada año se dan peleas entre bandas o entre borrachos en la noche de Halloween. Pero esto no cohibía para nada a la gente, que se paseaba de arriba a abajo tocando los bombos, montando el numerito o simplemente exhibiendo su disfraz. Si queréis ver un vídeo sobre el ambientillo que había en el downtown, pinchad aquí.


(Este último disfraz es para los cinéfilos)

domingo, octubre 29, 2006

Fiat slug

Un post breve, para presentaros como dios manda a la mascota de mi universidad: el banana slug. Ya la he mencionado antes (me tiene fascinada), pero hoy he ido con dos amigos en su búsqueda y captura por los bosques que rodean el campus. Tras media hora de rebuscar entre la hojarasca, hemos encontrado una. Here it is en toda su gloria:

El bichillo este mide un buen palmo de largo


Esta es Virginia, la chiquita madrileña que me cura del "homesickness" cada vez que me da. Un encanto, lástima que se le acaben las prácticas en febrero... ¡aunque con suerte encontrará trabajo en Silicon Valley!


Y aquí yo haciendo el tonto con el slug. La foto se la dedico a Irenka, a quien seguro que le da grima.

Mientras nos preparábamos para la excursión, Álex, Virginia y yo nos documentamos prolíficamente sobre la vida y milagros de esta babosa gigante. Según la Wikipedia, se trata de la segunda especie de babosa más grande del mundo, y secreta una capa de moco protector tan denso que les permitiría deslizarse por el borde de un cuchillo sin cortarse (no, no lo he probado. La creencia popular de que soy una sádica con los animales -supongo que en gran parte debida a las historias de cerditos que explico- no es cierta).
El banana slug es realmente popular en mi pueblo; hay revistas en Santa Cruz que le dedican artículos a la vida sexual del slug. O aún más extremo: el caso de la doctoranda de UCSC, Brooke Luana Weaver Miller, que está haciendo su tesis sobre este tema. Los más freaks disfrutarán de los vídeos que hay en esta última web y que muestran slugs apareándose.
Con esta popularidad, no es de extrañar pues que la banana slug acabara convirtiéndose en la mascota de la UCSC, muy a pesar de la voluntad de un antiguo rector de la universidad, que intentó sustituirla por una macota más "digna", el león marino. Lo estudiantes no quisieron acatar la decisión del rector, y en 1986 hicieron una votación "pro-slug" que devolvió a la babosa su status de mascota oficial.
Como guinda de este post monográfico, ahí va el lema del equipo de tenis de la UCSC:
"Recently, our Sammy the Slug mascot has been appearing around campus at sports events and other functions. And, when the men's tennis team played in the NCAA championships, their T-shirts read: "Banana Slugs-No Known Predators."

domingo, octubre 22, 2006

Especial surfistas

Ahí va este post sobre surfistas, por clamor popular (en realidad sólo me lo han pedido Álex y Crístian, pero como yo a estos dos no les puedo negar nada...)
Estamos teniendo un veranillo de San Martín estupendo en Santa Cruz, hace un sol esplendoroso y mucho más calorcito que cuando llegué aquí en agosto. El buen tiempo y el hecho de que se esté celebrando el O'Neil Cold Water Classic esta semana me provocó que ayer mandara a la mierda trabajos y estudios y me pasara la mañana viendo la competición de surf. Al fin y al cabo, estoy hasta las narices de que cuando hablo con mis padres siempre se de la misma situación:

MAMÁ: Hija, explícame cosas. ¿Qué has hecho esta semana?
MJ: Nada mamá, estudiar, ir a las prácticas. De vez en cuando limpio la cocina, también.
MAMÁ: No puede ser. ¡Nunca le quieres contar nada a tu madre!


Pues mira, esta vez sí puedo explicarle algo: ¡mamá, he ido a ver a los surfistas! Y fue bastante impresionante, porque ayer había buenas olas y un montón de espectadores asomada al acantilado de Steamer's Lane. Pero como una imagen vale más que mil palabras, aquí van unas cuantas:




Fantástico, ¿no? Por supuesto, al ser Santa Cruz, me tocó tener a mi lado al típico loco del pueblo, que estaba mirando la competición sin parar de hablar y animar a los surfistas. Me dijo: "Oh, las voces de los megáfonos del concurso... las oigo cada noche en mis sueños". Ajá.

Mi diario, el Sentinel, le ha estado dando mucha cobertura a la competición y el miércoles llegó Gwen, la especialista en surf, super contenta por que había recibido un mail de Madrid donde le explicaban que la comunidad surfista española seguía su trabajo y traducía sus artículos en un blog, Surf Kultura. Nos miramos el blog las dos, le expliqué qué era lo que comentaban (ella no habla español) y creo que se quedó feliz para el resto de la semana (comprensible, pensar que los artículos que publicas en un diario local se los miran en la otra punta del mundo debe ser un buen masaje para el ego periodístico).

Y ya que hoy posteo (una vez a la semana, no está mal), aprovecho para añadir otro comentario sobre las diferencias americanos-españolitos:

6. A los americanos no les gusta hacer una pausa para comer

Me parece tremendamente triste, de un "workaholic" subido: en el trabajo, los estadounidenses no hacen ni una triste pausa de media hora para comer. No, en vez de eso agarran un sandwich, una ensalada o cualquier otro bocadito y se lo comen en su lugar de trabajo, los ojos fijos en la pantalla del ordenador. Así no hay quién socialice, joder, y cada día que voy al Sentinel me toca comer solita con mi diario en el comedor, que siempre está bastante vacío. Se lo comenté a Gwen y me dijo "I know... it looks pathetic, right?" (Lo sé. Es patético, no?). Y yo: "Well... "pathetic" is not the word that I was going to use... but now that you mention it... yes!" (Bueno, "patético" no es la palabra que iba a usar... pero ahora que lo comentas, sí) .

domingo, octubre 15, 2006

Embedded in America

Ya llevo casi dos meses aquí, así que ya es hora de que comience a hacer de reportera "incrustada" en los States y comente algunas diferencias entre los americanos y los españolitos que he notado por aquí. Por supuesto, se trata de los topicazos más evidentes, al fin y al cabo no llevo aquí suficiente tiempo para ser una experta en nada (y menos aún cuando me tengo que pasar el día en casa estudiando y me queda poco tiempo para socializar).

1. A los americanos les gusta su espacio personal

Me lo dijo un tipo que iba sentado a mi lado en el avión que me llevó de Chicago a San José: "We Americans love our personal space". Más razón que un santo llevaba el hombre. No sólo les encanta tener coches y casas enormísimas, sino que defienden con uñas y dientes su espacio personal, esa burbuja imaginaria que les protege del mundo. Vas por los pasillos del Safeway con tu carrito y ves aproximarse a un americano/a con el suyo. Pues ya a diez metros te está diciendo "excuse meeeeee" por estarse aproximando/ invadiendo tu espacio. No vaya a ser que te roce un codo.
Y no sólo pasa con los desconocidos. Un día iba yo de copiloto en el coche de una compañera de clase, y tenía su bolso entre mis pies. La chica se pone a buscar una botella de agua que llevaba en el bolso y me suelta "perdón por tener que poner mi brazo cerca de tu pierna para alcanzar la botella". Yo, a cuadros.
Mi compañero de piso también se excusa cada vez que nos topamos por la cocina mientras estamos cocinando. Joder, esta gente sufriría muchísimo por las calles de Barcelona, donde el topetazo es de lo más habitual.
La máxima del espacio personal también se aplica a las presentaciones, por supuesto. Cuando te presentan a un estadounidense, le tienes que dar la mano, no dos besos. Parece sencillo, pero a veces te olvidas y queda súper incómodo, casi en plan sexual harassment. Cuando sois más amigos, ya les puedes dar un abracito al saludar y al despedirte. Pero dentro de sus límites: está bien que contacte la parte superior del cuerpo (de hombros para arriba), pero nada de contacto corporal total. Además, el abrazo se da con sólo un brazo (todavía no he determinado si es el izquierdo o el derecho).
Cuando le comenté el tema a Claas, me dijo que su amigo Kürsad, que había vivido muchos años en Nueva York, tenía la teoría de que los americanos hacían todo esto para evitar conflictos. Como aquí nunca sabes quién puede ir armado y quién no (mmmm, prefiero no pensar en esto), eres amable en exceso para evitar que nadie se enfade.
Claro que Kürsad vivía en Nueva York, y no en mi pueblito de 50,000 habitantes.


2. A los americanos les encanta iniciar conversaciones casuales


Además de saludarte con una sonrisa cada vez que estableces contacto visual (algo que me pone de buen humor), los americanos aprovechan cualquier ocasión (el autobús, estar esperando en una cola…) para hablar contigo de todo y nada. A mí me fascinan especialmente los cajeros del súper, que siempre me sueltan el “how are you doing today?”. Los del Safeway lo hacen con desgana, por obligación, pero lo del Trader Joe’s le imprimen más entusiasmo y una sonrisa de oreja a oreja. Será que están mejor pagados o que, como dice mi compañero de piso Jake, Trader Joe’s intenta vender la imagen de “somos tus amigos”. Pero a veces es excesivo: un cajero me preguntó si ya tenía planes para el fin de semana. En Barcelona hubiera pensado que quería ligar conmigo, pero aquí ya no sé qué creer.
De todas maneras, ésta es una de las características que más me gustan de los estadounidenses.


3. A los americanos no les gustan las palabrotas

Sí, soy mucho más mal hablada que el americano promedio. Ellos dicen "shoot" en vez de "shit" y "bloody" en vez de "fucking". Yo no utilizo sucedáneos.


4. Los americanos intentan abreviarte el nombre siempre que pueden

Situación típica:

Americano: What's your name?
Yo: María José.
A: What?
Y: Ma-rí-a-Jo-sé
A: I see. Can I call you María?
Y: No, my name is María José.
A: Mmm, too long. What about MJ? (pronúnciese "Em Jei")
Y: No. You can call me Eme Jota if you want, but not "Em Jei".

Llamadme borde si quereis. Pero a mí no me rebautizan.


5. Los americanos parecen llevar mejor la soledad


Será porque están más que acostumbrados a mudarse de un lugar a otro. Una compañera mía de clase me dijo: “cuando llego a un lugar nuevo, ya sé de antemano que me voy a sentir depre por estar solita y no conocer a nadie. Así que simplemente bloqueo estos sentimientos”.
También se quejan mucho cuando tienen a la familia de visita. Parece que creen que es un ataque a la independencia que obtuvieron a muy temprana edad (la mayoría a los 18). De momento, más de cuatro me han dicho “no, si me gusta que mi padre/madre/hermano esté por aquí, pero al final del día ya tengo ganas de que se larguen”.
A mí esto me parece muy exagerado. Con lo contenta que estaría si vinieran de visita os míos…


(Si este último comentario os ha dado la impresión de que estoy algo melancólica, no es sin fundamento. Ya empiezo a sentirme bastante homesick…)

domingo, octubre 08, 2006

Californians love their bumper stickers (2)

Tenemos un ganador. Y con muchísima ventaja, además. Esta mañana estaba volviendo a casa después de meterme un buen brunch entre pecho y espalda cuando he visto este coche y casi me he caído de la bici de la impresión. Así que he aparcado la bicicleta (sí, yo pedaleando; qué chiste. Pero de alguna manera he de evitar ponerme como una americana del MidWest, digo, como una foca). Qué artista el dueño de este coche. Es que no ha dejado ni un centímetro de la carrocería al descubierto. Todavía me pregunto por qué los californianos tienen esta necesidad de exhibir sus convicciones. Se aceptan vuestras teorías al respecto.

viernes, octubre 06, 2006

First rain (2)

Parece ser que esto del "First rain" en mi universidad ha triunfado (hago esta afirmación basándome en la reacción de mi familia, que han flipado cuando lo han visto). Así que os voy a pasar este link, para todos aquellos que querais ver unas cuantas imágenes más (no son mías) de esta gran tradición slug.

Aprovecho también para presentaros a mi gata, adoptada este pasado martes. La quiero llamar Lola, si mi compañero de piso me permite.

miércoles, octubre 04, 2006

First rain

De la entrada "University of California, Santa Cruz", en Wikipedia:

"In a tradition known as First Rain, the first time it rains in the academic school year, usually sometime in October, students run naked through the campus, starting at Porter College, stopping in each college and gathering more runners, before returning to Porter for a drum circle".



Efectivamente, hoy ha llovido por primera vez desde que empezaron las clases. ¡Viva la lluvia! ¡Vivan los slugs!

sábado, septiembre 30, 2006

Being a slug (y becaria del Sentinel)

Bueno, empezaron las clases. Y acabó mi vida social. Yo no sé qué manía tienen en estas universidades gringas de enterrarte bajo pilas de libros, class readers y deberes por hacer (es verdad: he estado preguntando por ahí y los otros becarios caixeros están como yo, sólo que desde hace más tiempo porque comenzaron mucho antes las clases).

(Este carnet me acredita oficialmente como slug, o estudiante de la UC Santa Cruz. Obsérvese la postura de loto que adopta la babosa amarilla. No hay mascota más molona en todos los States)

Tampoco entiendo la obsesión de los estadounidenses por que todo lo que hagan en la vida tenga un sentido, una utilidad para su carrera profesional. Para muestra un botón: el primer día del programa, nos hicieron presentarnos. Una de mis compañeras de clase, Clara, se había pasado seis meses en China, dando clases de inglés y viajando. A mí ya me pareció suficiente motivo para pasarte medio año en un país, pero el profesor quería saber si durante ese tiempo había investigado algo de ciencia. ¡Y ella tenía respuesta preparada para esta pregunta! Contestó algo así como que estuvo indagando sobre la percepción que tenían los chinos de la ciencia. Menos mal que a mí no me preguntaron sobre mi viaje por la India, hubiera quedado mal confesar que me pasé seis semanas allá "just for fun".

Otro hecho que me hace maravillarme de la profesionalidad de mis compañeros de clase son sus blogs. Ewen y Sarah tienen dos blogs que yo sospecho que escriben con vista a ponerlos en sus currículums el día de mañana. Que quede entre nosotros: a veces mis compañeros de clase me dan un poco de respeto. Pero entonces descubro que no son más que humanos: hoy me encontré a una de mis classmates llorando dentro de su coche en un párquing, y me di cuenta de que está tan asustada como yo.

Además de las clases y del trabajo que me traje del Observatorio Fabra, que me está matando lentamente, estoy haciendo de becaria en el Santa Cruz Sentinel. De momento estoy de relleno: me han puesto a redactar esquelas, una crítica de un libro de poesía, la agenda de la sección Home & Garden... Un día estaba trabajando un día en una historia bastante tontaina sobre coleccionistas de guijarros de cristal, de estos que se encuentran en las playas, y cuando entrevistaba a un recolector y vendedor de guijarros (sí, hay gente que se gana la vida así) va y me suelta: "y bueno, aparte de esto, recientemente he descubierto que me puedo comunicar con los espíritus de los muertos". Ajá. Se lo comenté a mi editor y me contestó: "Welcome to Santa Cruz!". Sí, la gente de aquí son curiosos.

jueves, septiembre 21, 2006

Skunks with dangerous hats


Esta imagen corresponde a la anécdota que nos ha contado hoy mi profesor Paul Rogers en mi primer día de clase. Rogers (¡el tipo tiene un Pulitzer!) nos ha hablado de qué es noticia y qué no, y uno de los factores que él considera que convierten a un hecho en noticiable es que sea divertido. Para dar un ejemplo, nos ha contado de la vez en que se enteró de que varios grupos defensores de los derechos de los animales habían iniciado una campaña contra Yoplait. Resulta que en Estados Unidos, los envases de los yogures de esta marca tienen una forma muy distintiva, de cono. Por otra parte, se ve que las mofetas son unas entusiastas del yogur. Rebuscan en los contenedores de basura y cuando encuentran un envase de Yoplait con restos de esta ambrosia, las muy golosillas meten toda la cabeza en él, quedan atrapadas y mueren asfixiadas. Toda una tragedia americana.

Pues bien, Rogers publicó su artículo al respecto y fue un bombazo. Hubo tal clamor social pro-mofetas y anti-yogures asesinos que Yoplait acabó reuniéndose con los defensores de estos animales (he googleado un poco y he descubierto que hay incluso una asociación llamada that S.K.U.N.K.S. : Society of Kind Understanding for Not Killing Skunks). La empresa, por cuestiones de marketing, no quería renunciar a la forma distintiva del envase, así que llegaron a una solución intermedia, que fue añadir unos salientes al borde del envase que permiten que las mofetas apoyen allí sus patitas y puedan sacarse el "gorro letal".

La conclusión de Rogers para esta anécdota: “ahora sé que mi trabajo puede hacer de éste un mundo un poco mejor”. ¡Qué grande es el periodismo científico! (y qué bien me lo pasaré en este master si todas las clases son de este nivel).

miércoles, septiembre 20, 2006

Californians love their bumper stickers

Hoy me he sacado el carnet de conducir de California (hasta ahora iba con el internacional), lo que confío que me ayudará a integrarme en esta tierra donde la gente adora a sus coches y desprecia profundamente al pobre peatón. Demuestra mi afirmación el hecho de que en muchas calles no hay acera, la iluminación nocturna es pésima y el transporte público sólo lo usa la gente pobre.

He estado trabajando muy duramente en esto de la integración. Primero me compré un coche estilo "bañera-con-ruedas", que además tiene unos paneles de imitación de madera laterales de lo más chic. Obsérvese:


Estupendísimo de la muerte. Mis compañeros de clase americanos no entienden mi entusiasmo por este vehículo, pero lo que pasa es que para mí se trata del arquetipo de coche americano. Mi Buick Century del 94, con 113.800 millas en su haber, casi me ha hecho recuperar el placer de conducir, como se puede observar en esta foto que me sacó Diego el día que vinieron de visita a Santa Cruz.


Todo en él es de lo más moderno, como se aprecia en esta foto del salpicadero (cortesía de Diego, again).


Pero todavía me queda mucho por hacer para integrarme con la fauna local. Lo primero será comprarme bumper-stickers (adhesivos "con mensaje") para decorar la puerta del maletero del coche. Californians love their bumper stickers. Y, considerando que vivo en uno de los pueblos más liberales de Estados Unidos, cuanto más izquierdosas sean las pegatinas, mejor. He aquí un ejemplo:


Este otro me gusta más todavía:

Pero también he detectado casos extremos, en los que la puerta del maletero se convierte en un auténtico espacio de expresión de frustraciones políticas. Supongo que el dueño de esta furgoneta jamás se aventurará a conducir por Texas, Dakota del Sur o ninguno de los estados de la América profunda (y republicana):


Pues eso, que desde hace precisamente un mes, aquí estoy. En un pueblo californiano de ex hippies mezclados con estudiantes universitarios y tecnoricachones de Silicon Valley. Lo bastante grande para no ser aburrido, lo suficientemente pequeño para que mantenga el espíritu de pueblo en el que la gente te sonríe por la calle y te da los buenos días. Y qué mejor que aprovechar este aniversario (¡un mes en Santa Cruz! La verdad es que me acabo de dar cuenta ahora mismo) para iniciar un blog explicando las peculiaridades de la vida aquí. Sí, yo también he caido en la moda de los blogs. Culpad a Irenka, Alex, Juan y todo el pelotón de becarios (un beso, chicos).