sábado, septiembre 30, 2006

Being a slug (y becaria del Sentinel)

Bueno, empezaron las clases. Y acabó mi vida social. Yo no sé qué manía tienen en estas universidades gringas de enterrarte bajo pilas de libros, class readers y deberes por hacer (es verdad: he estado preguntando por ahí y los otros becarios caixeros están como yo, sólo que desde hace más tiempo porque comenzaron mucho antes las clases).

(Este carnet me acredita oficialmente como slug, o estudiante de la UC Santa Cruz. Obsérvese la postura de loto que adopta la babosa amarilla. No hay mascota más molona en todos los States)

Tampoco entiendo la obsesión de los estadounidenses por que todo lo que hagan en la vida tenga un sentido, una utilidad para su carrera profesional. Para muestra un botón: el primer día del programa, nos hicieron presentarnos. Una de mis compañeras de clase, Clara, se había pasado seis meses en China, dando clases de inglés y viajando. A mí ya me pareció suficiente motivo para pasarte medio año en un país, pero el profesor quería saber si durante ese tiempo había investigado algo de ciencia. ¡Y ella tenía respuesta preparada para esta pregunta! Contestó algo así como que estuvo indagando sobre la percepción que tenían los chinos de la ciencia. Menos mal que a mí no me preguntaron sobre mi viaje por la India, hubiera quedado mal confesar que me pasé seis semanas allá "just for fun".

Otro hecho que me hace maravillarme de la profesionalidad de mis compañeros de clase son sus blogs. Ewen y Sarah tienen dos blogs que yo sospecho que escriben con vista a ponerlos en sus currículums el día de mañana. Que quede entre nosotros: a veces mis compañeros de clase me dan un poco de respeto. Pero entonces descubro que no son más que humanos: hoy me encontré a una de mis classmates llorando dentro de su coche en un párquing, y me di cuenta de que está tan asustada como yo.

Además de las clases y del trabajo que me traje del Observatorio Fabra, que me está matando lentamente, estoy haciendo de becaria en el Santa Cruz Sentinel. De momento estoy de relleno: me han puesto a redactar esquelas, una crítica de un libro de poesía, la agenda de la sección Home & Garden... Un día estaba trabajando un día en una historia bastante tontaina sobre coleccionistas de guijarros de cristal, de estos que se encuentran en las playas, y cuando entrevistaba a un recolector y vendedor de guijarros (sí, hay gente que se gana la vida así) va y me suelta: "y bueno, aparte de esto, recientemente he descubierto que me puedo comunicar con los espíritus de los muertos". Ajá. Se lo comenté a mi editor y me contestó: "Welcome to Santa Cruz!". Sí, la gente de aquí son curiosos.

jueves, septiembre 21, 2006

Skunks with dangerous hats


Esta imagen corresponde a la anécdota que nos ha contado hoy mi profesor Paul Rogers en mi primer día de clase. Rogers (¡el tipo tiene un Pulitzer!) nos ha hablado de qué es noticia y qué no, y uno de los factores que él considera que convierten a un hecho en noticiable es que sea divertido. Para dar un ejemplo, nos ha contado de la vez en que se enteró de que varios grupos defensores de los derechos de los animales habían iniciado una campaña contra Yoplait. Resulta que en Estados Unidos, los envases de los yogures de esta marca tienen una forma muy distintiva, de cono. Por otra parte, se ve que las mofetas son unas entusiastas del yogur. Rebuscan en los contenedores de basura y cuando encuentran un envase de Yoplait con restos de esta ambrosia, las muy golosillas meten toda la cabeza en él, quedan atrapadas y mueren asfixiadas. Toda una tragedia americana.

Pues bien, Rogers publicó su artículo al respecto y fue un bombazo. Hubo tal clamor social pro-mofetas y anti-yogures asesinos que Yoplait acabó reuniéndose con los defensores de estos animales (he googleado un poco y he descubierto que hay incluso una asociación llamada that S.K.U.N.K.S. : Society of Kind Understanding for Not Killing Skunks). La empresa, por cuestiones de marketing, no quería renunciar a la forma distintiva del envase, así que llegaron a una solución intermedia, que fue añadir unos salientes al borde del envase que permiten que las mofetas apoyen allí sus patitas y puedan sacarse el "gorro letal".

La conclusión de Rogers para esta anécdota: “ahora sé que mi trabajo puede hacer de éste un mundo un poco mejor”. ¡Qué grande es el periodismo científico! (y qué bien me lo pasaré en este master si todas las clases son de este nivel).

miércoles, septiembre 20, 2006

Californians love their bumper stickers

Hoy me he sacado el carnet de conducir de California (hasta ahora iba con el internacional), lo que confío que me ayudará a integrarme en esta tierra donde la gente adora a sus coches y desprecia profundamente al pobre peatón. Demuestra mi afirmación el hecho de que en muchas calles no hay acera, la iluminación nocturna es pésima y el transporte público sólo lo usa la gente pobre.

He estado trabajando muy duramente en esto de la integración. Primero me compré un coche estilo "bañera-con-ruedas", que además tiene unos paneles de imitación de madera laterales de lo más chic. Obsérvese:


Estupendísimo de la muerte. Mis compañeros de clase americanos no entienden mi entusiasmo por este vehículo, pero lo que pasa es que para mí se trata del arquetipo de coche americano. Mi Buick Century del 94, con 113.800 millas en su haber, casi me ha hecho recuperar el placer de conducir, como se puede observar en esta foto que me sacó Diego el día que vinieron de visita a Santa Cruz.


Todo en él es de lo más moderno, como se aprecia en esta foto del salpicadero (cortesía de Diego, again).


Pero todavía me queda mucho por hacer para integrarme con la fauna local. Lo primero será comprarme bumper-stickers (adhesivos "con mensaje") para decorar la puerta del maletero del coche. Californians love their bumper stickers. Y, considerando que vivo en uno de los pueblos más liberales de Estados Unidos, cuanto más izquierdosas sean las pegatinas, mejor. He aquí un ejemplo:


Este otro me gusta más todavía:

Pero también he detectado casos extremos, en los que la puerta del maletero se convierte en un auténtico espacio de expresión de frustraciones políticas. Supongo que el dueño de esta furgoneta jamás se aventurará a conducir por Texas, Dakota del Sur o ninguno de los estados de la América profunda (y republicana):


Pues eso, que desde hace precisamente un mes, aquí estoy. En un pueblo californiano de ex hippies mezclados con estudiantes universitarios y tecnoricachones de Silicon Valley. Lo bastante grande para no ser aburrido, lo suficientemente pequeño para que mantenga el espíritu de pueblo en el que la gente te sonríe por la calle y te da los buenos días. Y qué mejor que aprovechar este aniversario (¡un mes en Santa Cruz! La verdad es que me acabo de dar cuenta ahora mismo) para iniciar un blog explicando las peculiaridades de la vida aquí. Sí, yo también he caido en la moda de los blogs. Culpad a Irenka, Alex, Juan y todo el pelotón de becarios (un beso, chicos).