viernes, junio 01, 2007

Californian way of driving

La semana pasada fui de excursión con mis compañeros de clase. El director del programa pidió voluntarios para conducir y a mí no me apetecía para nada, así que medio en broma le dije que tenía tendencia al "road rage". Él contestó (medio en broma... pero medio en serio también) que entonces de ninguna manera, que ya se lo pediría a alguien otro de clase.

Los americanos le tienen mucho miedo a esto del road rage, que es un término muy amplio que abarca desde insultar a otro conductor hasta pegarle un tiro. En un libro que me leí hace unos meses (The culture of fear, de Barry Glassner), explicaba que en los '80 hubo una tendencia en los medios de comunicación estadounidenses a darle bombo a los casos de road rage en el que alguien había salido herido y claro, a la gente le cogió canguelo.


Por aquí, todos son muy amables conduciendo: se paran cuatro coches en un cuátruple stop y sonríen pacientemente mientras esperan su turno. Nadie grita obscenidades y, por supuestísimo, nadie le da el finger a nadie. Qué porcentaje de esta amabilidad es atribuible al buen carácter californiano y qué porcentaje se debe al temor de que el otro conductor te saque un pistolón, es algo con lo que cada uno puede especular.

Pero veréis, yo no soy californiana. Yo soy española, e incluso creo que más malhablada que el españolito promedio. Cuando conduzco, suelto ordinarieces que es un primor. Así que sí que es cierto que para un californiano, mi comportamiento al volante podría ser calificado de road rage. Pero es que me dan razones de sobra: ¡qué mal conduce esta gente, madredelcielobendito! Pasan absolutamente de los intermitentes, cambiando de repente de carril (y esperando que les adivines las intenciones, supongo). Se incorporan a las autopistas en plan "ahí voy, apartaros". Se pasan todo el bendito día hablando por el móvil mientras conducen.

Y ya que nos hemos puesto, otras de mis quejas habituales sobre los californianos y los coches son:

* Los monster truck: en mi vida he visto cosa más ridícula. Dan ganas de conocer al genio que los conduce (es de lumbreras comprarte un vehículo que requiere el uso de una escalerilla para subirse a la cabina... y no entro a comentar el tipo de complejos sexuales que deben tener estos conductores).

* En menor grado de magnitud, los coches gigantes. Por aquí corren furgonetas que en España pasarían por camiones pequeños. Qué manía los americanos con quererlo todo grande. Pero ahora lo están pagando a base de bien, con el precio de la gasolina a casi un dólar por litro.


* La manía de conducir a todas partes. Un día en SLAC tuve que ir a entrevistar a una investigadora que estaba en otro edificio. Mis colegas me dijeron que quedaba lejisísimos y que mejor me pillara una de las camionetas eléctricas enanas. Total, que se trataba de una distancia de diez minutos andando. Para morirse, vamos. Y yo haciendo el ridículo con la minicamioneta naranja-chillón, que me vio la investigadora que tenía que entrevistar y perdí toda la autoridad que podía yo tener.

* La inexistencia de transporte público en condiciones. Pero esto es de sobras conocido.

Para compensar, pongo a continuación un par de cosas buenas que tiene el conducir por California:

* El carpool lane: En horas punta, se reserva un carril para que lo utilicen sólo los coches que llevan a dos o más pasajeros. Así, se supone, se potencia que la gente comparta vehículo.

* La velocidad máxima en autopista es menor que en España. Voy mucho más tranquila en este aspecto.

8 comentarios:

Juan Rojo dijo...

te vamos a tener que mandar a un anger managment de esos pa que te pacifique el caracter.. jaja
besos

Anónimo dijo...

Veus, noia? Si visquessis aquí tot això no et passaria, perquè tenim un estupendo metro 24/7 per anar feliços pels puestus. No sé si és bo o dolent, però la cosa és que no et passaria.

Et truco més tard, que en ET ja és quasi la una, però en PT no són encara les deu del matí, i igual encara estàs roncant com una posesa. Petonet.

santino dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
santino dijo...

claro que sííí, los intermitentes son para los pensionistaaaaaas: alerta todo el rato! que luego cuando surge un imprevisto el personal va con el piloto automático y no reacciona. viva la conducción creativa.

y el problema del aforo completo de california no son los coches, es la gente ¡esto está petaooooo!

mj quejicaaaaaaaaaa, cógete el bus como yo, que no tengo dinero pa llevar el coche al taller.

creo que ya no me queda nada más sobre lo que opinar. talué.

(me da vergüenza decir esto, pero, complejos aparte, a mí siempre me han flipado estos trucks paletos. no me compro uno solo porque luego mis amigos los hippies me canean)

santino dijo...

el comentario suprimido era yo, que he revisado el texto y tenía mal una coma y quería cambiarlo.

que no os vayáis a pensar que a mj le dejan comentarios censurables, que es mu buean chica la moza.

vivan los blogs con cicatrices. vida virtual de la buena.

MJ dijo...

Uala, Santi, como te compres un monster truck de esos a mí no me vengas a visitar, chatín... que noooo, que te vengas cuando quieras (aunque tus finanzas no den ni pa un Greyhound). Besotes.

Josep Valls dijo...

Haciendo caso omiso del artículo nos hemos decidido a volar a Los Angeles, alquilar un coche y subir tranquilamente por la carretera de la costa hasta Santa Cruz.

Saludos y hasta pronto...

Anónimo dijo...

sí, creo que el tamaño de esos tanques es indirectamente proporcional a otra parte de sus cuerpos, por mucho que se empeñen en mostrar que es grande.