jueves, abril 12, 2007

The joys of surf


El domingo pasado me animé por fin y fui a probar por primera vez esto de surfear. Maldita la hora en que me dejé convencer. Debería haber escuchado las sabias palabras de una amiga de clase, que cuando otra compañea propuso apuntarnos a un curso de surf, respondió: "I'd rather take a class on sleeping on rusty nails (antes me apuntaría a una clase de dormir sobre clavos oxidados)". Cuánto sabe.

En primer lugar, debí haber sospechado cuando mis amigos me dijeron que en vez de ir a Cowells, la playa de los novatos, era mucho mejor ir a Manresa Beach. Fui con tres chicos que saben bastante y dos chicas que están aprendiendo (pero que son mucho más deportistas que yo). Los chicos fueron a echar un vistazo a las olas, volvieron al aparcamiento y dijeron que eran "perfectas para principiantes". Así que me embutí en un traje de neopreno que me habían dejado (más tarde me explicaron que las reglas de cortesía del surf permiten mearte -para mantenerte calentito en el océano- incluso en los trajes prestados, cosa que comprensiblemente me dio un poco de grima), agarré la tabla y me dirigí muy decidida a la orilla. Una vez allá, miré las olas y pensé "jopé, pues a mí me parecen enormes", pero ellos venga a insistir: "que no, que son perfectas. ¡Métete!". Así que cuando Justin volvió a por mí, me dije a mí misma que no era cuestión de ser gallina, me metí en el agua y me tumbé bocabajo en a la tabla. Y venga olas y más olas viniéndome de cara, pero al cabo de un rato ya le había pillado el truquillo y no me tiraban de la tabla. Aun así, lo de intentar avanzar remando era simplemente agotador: los brazos enfundados en neopreno me pesaban una barbaridad (ahora comprendo por qué los surfistas tienen esas pedazo de espaldas). Creí que no podía haberme alejado demasiado de la costa, pero cuando me giré a mirar, vi que no era así. Entonces probé a sentarme en el surfboard, pero las olas eran demasiado grandes y frecuentes, y no podía hacer nada de nada, así que decidí volver a la playa. Ahí empezó el episodio terrorífico: mientras intentaba remar hacia la orilla yendo contracorriente, las olas me golpeaban sin piedad, me tiraban de la tabla, me volteaban y encima, al tener la tabla atada a la pierna con un arnés, la maldita me pegaba unos estirones que ni te cuento. Me dio un calambre en la pierna, no paraba de tragar agua, no había tenido tiempo a recuperarme cuando me volvía a golpear otra ola... Me entró el pánico. Tenía a Justin al lado diciéndome "¡si no pasa nada! Bloquea la nariz, sumérgete y verás qué fácil", pero yo sólo quería salir pitando de ahí. Que al fin y al cabo se trataba del Océano Pacífico, leñe, mucho más salvaje que la amable y familiar bañerita que es el Mediterráneo.

En fin, que al final logré salir y, mientras mis amigos seguían surfeando, me senté en la toalla sintiéndome muy desgraciada. Un chico me estuvo observando un rato, se me acercó y me preguntó si era la primera vez que intentaba surfear. Al decirle que sí, me dijo "Oh, entonces nunca deberían haberte traído a este sitio. No sólo hay una corriente muy fuerte, sino que además hoy las olas son una mierda y casi no hay manera de meterse". Me sentí un poco mejor conmigo misma (y bastante más cabreada con mis amigos), y cuando las chicas propusieron intentarlo en Cowells otro día sólo nosotras tres, les dije que sí. Pero entre nosotros: ya veremos.

5 comentarios:

Juan Rojo dijo...

jajaja, Mejota buscate otros amigos que esos no te convienen(donde esten los amigos virtuales.. ;) )

idp dijo...

woooow! quina por! quin mal rollo! res de res dedica't a esports més saludables...no se...prendre el sol???? Un petonàs enooorme!

Alex Guerrero dijo...

No desistas crack. Si se te dió bien antes el snowboard andorrano y el trekking nepalí, cuatro olas californianas no van a poder con la MJ!

Anónimo dijo...

Pues aqui una buena conocedora del oceano, en concreto del Atlantico, te aconseja que tengas cuidado que el mar es muy traicionero...mejor poquito a poco y con paso seguro...Por cierto...llegué hasta aqui por error y porque me llamo exactamente igual que tú, sólo que Viña, sin "s".
Saludos desde la Isla Bonita en Canarias.

Anónimo dijo...

..Pero Mj!!!! como es posible...en el pacífico..si es un charquito! una piscinita... agua mansa sobre la arena!!jajaj
Que envidia MJ, en Ohio no llegó aun la primavera...es mas que es eso? primavera?!jjaja
Un biquiño e aproveita a boa sorte de te-la mar ben preto de ti.
Boas noites!