Una amiga mía (¡hola, Helena!) me ha pedido que escriba un post sobre cómo viví el
Súper Martes en California. ¿Súper Martes? ¿Y eso qué es lo que es? No, bromas aparte: lo siento mucho, pero básicamente me pase todo el día de ayer metida en casa haciendo entrevistas telefónicas y escribiendo. De vez en cuando iba saltando en mi mail una alerta del Washington Post: ¡Pop! Obama beats Clinton en Georgia. ¡Pop! Clinton wins Massachusetts. ¡Pop! McCain is victorious in California. Y ese fue todo el contacto que tuve con el desarrollo del Súper Martes (ni siquiera tengo TV, así que tampoco vi los noticieros). Por lo tanto, no tengo nada de primera mano que contar (podría leerme el NY Times de pe a pa e intentar hacer un sesudo análisis, pero confío en que eso lo podéis hacer vosotros solitos).
Confieso que las cosas podrían haber sido muy diferentes y entonces tal vez tendría anécdotas jugositas que compartir con vosotros. Una profesora mía nos ofreció la oportunidad de ir a echar una mano a estaciones de radio y TV locales en San Francisco que estarían cubriendo las elecciones. A mí me destino a Univisión, el canal hispano. Parecía una buena idea. Pero telefoneé a la responsable en Univisión (una mujer muy maja, por cierto) y me explico que en realidad no me podían dejar ayudar por cosas del sindicato y el seguro de los trabajadores, así que básicamente tendría que estar quietecita en la redacción, observando. Además, me pareció que les resultaría mas un estorbo que otra cosa. Así que decidí no ir.
También influyó en mi decisión de no ir el que estoy agobiadísima. Hace dos semanas que casi no salgo de casa (como no sea para ir a las prácticas o a las clases). A pocos les interesarán las razones de mi stress, pero como este blog también lo leen mis padres (y a ellos sí que les emociona que explique como va mi vida, ¿eh, papis?), lo contaré igual: primero, mi curso de periodismo de investigación. Mi profesor es un magnífico docente y estupendo editor de New Scientist, pero también es duro y exigente (cosa que siempre me ha parecido más estimulante – pese a los dolores de cabeza que me cause - que tener un editor/profesor complaciente). Me da la impresión de que no llego al nivel que me pide. Así que estoy trabajando como una loca en intentar presentarle un trabajo que sea por lo menos decente.
Por otra parte, se me había atragantado un reportaje sobre geoingeniería en el que estaba trabajando: nunca en mi vida me ha costado tanto escribir una historia, supongo que porque es complicada y corría el riesgo de caer en el sensacionalismo si no la contaba bien. Ahora entiendo perfectamente a un profesor que tuve en la Pompeu que decía algo así como “Escribir es doloroso. No lo haría si no fuera porque me pagan por hacerlo”.
Y para redondear la cosa, la semana que viene voy al congreso de la AAAS en Boston, donde tendré que intentar convencer a los editores de alguna revista científica de que me cojan de becaria este verano. Stress, stress.
Bueno, ya me he desahogado. Vuelvo al tajo.
PS: Si aun así seguís queriendo leer sobre el Súper Martes, os recomiendo los posts de la serie “Primary Colors” de
Materias Grises. Y para ver una propuesta innovadora sobre como fomentar la participación política de la ciudadanía, no os perdáis
esto.