Uffff, llevo tanto tiempo con el blog abandonado que no sé ni por dónde empezar. Bueno, pues escogeré una anécdota de tantas.
Un buen día volví a casa de las clases y me encontré con una carta de departamento de Student Business Services de mi universidad. "Tate", me dije, "ya se han equivocado y me han mandado a mí la factura de la matrícula de este trimestre en vez de enviársela a los de la Universidad de Indiana" (que son los que nos administran la beca en EE.UU.) Abro la carta y, en efecto, había un documento que mencionaba una cantidad de dólares bastante apabullante (8.101 dólares con 33 céntimos para ser exactos). Pero, al mirar el documento detenidamente...
Un buen día volví a casa de las clases y me encontré con una carta de departamento de Student Business Services de mi universidad. "Tate", me dije, "ya se han equivocado y me han mandado a mí la factura de la matrícula de este trimestre en vez de enviársela a los de la Universidad de Indiana" (que son los que nos administran la beca en EE.UU.) Abro la carta y, en efecto, había un documento que mencionaba una cantidad de dólares bastante apabullante (8.101 dólares con 33 céntimos para ser exactos). Pero, al mirar el documento detenidamente...
¡Coñe, si se trataba de un cheque! "Alguna cabeza rodará en el departamento de Student Business Services por esta cagada", me dije, mientras empezaban a surgir las primeras tentaciones ("¿habrá manera alguna de que me lo pueda quedar?")
Por supuesto, no la había (aunque mi compañero de piso ya estaba frotándose las manos pensando en la mega fiesta que íbamos a organizar). Al final, después de comentárselo a la secretaria de mi máster, ésta habló con el departamento y me mandaron un mail excusándose por el error y pidiéndome que les llevara el cheque a la oficina.
¿Alguna vez habéis tenido que devolver 8.101 dólares caídos del cielo?