Así que voy a hacer recapitulación de algunos momentos estrella del fall quarter en Santa Cruz.
1. Thanksgiving
Estos somos los que elaboramos el pavo: a mi izquierda, Jan; con camisa azul, Ewen (el chef) y Sarah, que puso la casa con su cocina gigante con dos hornos.
Y he aquí la perfección hecha pavo:
Lo que no sale en el artículo del Sentinel es que al final nos juntamos más de 20 personas en dos grupos bien diferenciados: los americanos - tranquilos, silenciosos- y los siete españoles (más un alemán), que éramos un escándalo. Sobretodo cuando David se apropió del baster (una especie de pipeta gigante que se utiliza durante la cocción de pavo para recoger los jugos que suelta el ave y volver a rociarla con ellos) y nos persiguió por el salón. Ante este espectáculo, mis colegas gringos optaron por refugiarse en la sala de estar jugando al Trivial. En fin, dos maneras diferentes de celebrar una fiesta…
2. Big Sur
El fin de semana de Thanksgiving, David y Santi, que habían venido de L.A., se quedaron un par de días más (los pobres Irenka & Diego y Raul se volvieron a sus respectivas ciudades porque tenían que estudiar para los finales o acabar trabajos varios). David había venido a Santa Cruz con la idea de ir de visita a San Francisco, pero Santi, que es un poco más agreste, tenía ganas de naturaleza. Y yo, la verdad, me inclinaba más por el plan de Santi. Así que sintiéndolo mucho por Davidillo (aunque él me ha asegurado unas cuantas veces que le encantó el cambio de planes), nos fuimos a Big Sur, que es una maravilla de zona de costa protegida al sur de Monterey. Qué alucine. Me muero de ganas de volver allá un fin de semana largo y acampar por ahí.