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jueves, marzo 12, 2009
Columna Madri+d: Un poco de respeto (político) por la ciencia
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jueves, febrero 19, 2009
Nueva columna Madri+d (y post número 100)
El artículo completo aquí.
viernes, febrero 06, 2009
Mi primera nota de prensa para AGU
Global warming may delay recovery of stratospheric ozone
Increasing greenhouse gases could delay, or even postpone indefinitely the recovery of stratospheric ozone in some regions of the Earth, a new study suggests. This change might take a toll on public health.
Darryn W. Waugh, an atmospheric scientist at Johns Hopkins University in Baltimore, and his colleagues report that climate change could provoke variations in the circulation of air in the lower stratosphere in tropical and southern mid-latitudes — a band of the Earth including Australia and Brazil. The circulation changes would cause ozone levels in these areas never to return to levels that were present before decline began, even after ozone-depleting substances have been wiped out from the atmosphere.
"Global warming causes changes in the speed that the air is transported into and through the lower stratosphere [in tropical and southern mid-latitudes]," says Waugh. "You're moving the air through it quicker, so less ozone gets formed." He and his team present their findings in the Feb. 5 Geophysical Research Letters, a publication of the American Geophysical Union (AGU).
Dan Lubin, an atmospheric scientist who has studied the relationship between ozone depletion and variations in the ultraviolet radiation that reaches the Earth, says Waugh's findings could bode ill for people living in the tropics and southern mid-latitudes.
If ozone levels never return to pre-1960 levels in those regions, "the risk of skin cancer for fair-skinned populations living in countries like Australia and New Zealand, and probably in Chile and Argentina too, will be greater in the 21st century than it was during the 20th century," says Lubin, who is at Scripps Institution of Oceanography in La Jolla, Calif. and did not participate in the research.
El resto, aquí.miércoles, enero 28, 2009
Apadrina a un artista: vota por Juan!
2) Selecciona el video "Pasatiempo".
3) Míralo. Soy el tercer personaje que aparece!
4) Vota por el vídeo! Es un proyecto de mi amigo Juan, ayúdale a ganar el concurso!
Muchas gracias!
martes, enero 20, 2009
Habemus Obama!!
jueves, diciembre 11, 2008
El incierto futuro del periodismo científico
En otros casos, como Popular Mechanics o Discover, no se trata de una capitulación de contenidos total, sino que la agencia colabora con las revistas en ciertos proyectos, como el programa “Unlocking the Secrets and Powers of the Brain” o el reportaje “Rebuilding America”. Además, NSF también está también llevando a cabo otras iniciativas para incrementar la presencia de la ciencia en los medios de comunicación, como invitar a periodistas estrella a estaciones de la Antártica o montar seminarios en los que se pone en contacto a científicos con guionistas de cine y televisión para que sean más realistas cuando escriban sobre ciencia.
Pero, volviendo al caso de U.S. News, me quedé alarmada. “¿Qué objetividad habrá en estas historias si eliminamos el filtro periodístico?”, pensé. Porque por supuesto, NSF promueve sólo a sus propios científicos. No dudo que, al menos en la mayoría de casos, se tratará de ciencia que valga la pena y de productos mediáticos potentes (NSF ha echado la casa por la ventana con este proyecto y no se limita a fabricar contenidos escritos, sino que también produce vídeos propios en su flamante nuevo estudio cerca de Washington D.C., con cuatro cámaras de alta definición). Pero al final, no se trata de periodismo, sino de relaciones públicas.
Le comenté a Nesbit mis dudas tras su presentación y reconoció que entiende que su proyecto, al que califica de “experimento”, puede dar repelús a los periodistas. “Pero la ciencia está desapareciendo de la prensa tradicional”, se defendió, señalando que su agencia intenta rellenar ese hueco.
En eso, Nesbit tiene más razón que un santo. Los medios de comunicación tradicionales llevan desde hace varios años agonizando lentamente y cuando es época de vacas flacas, una de las primeras secciones que ser sacrificadas es la de ciencia. Y este proceso se ha acelerado con la actual crisis económica: durante las últimas semanas, la CNN ha despedido a todos sus reporteros de ciencia y medio ambiente, el New York Times, cuya sección de ciencia es probablemente la más venerable del mundo, busca un préstamo de centenares de millones de dólares para poder tirar adelante, mientras que Los Angeles Times ha eliminado su ya muy reducida sección de ciencia y reasignado a otras secciones del diario a los pocos periodistas científicos que se habían salvado de rondas previas de despidos.
Con este panorama tan negro: ¿está el periodismo científico condenado a desaparecer? Tal vez sea así. Pero los hay que no creen que se trate de una tragedia, sino de una evolución. Matt Nisbet, profesor de la facultad de comunicación de la American University, predice en su blog que el futuro del periodismo científico y medioambiental “será en la web, en formato audiovisual o en multimedia, combinando el periodismo con la síntesis, el análisis, la narrativa personal y la opinión. El objetivo será informar, pero también persuadir y movilizar. Y, lo que es más importante, será sin ánimo de lucro, patrocinado por universidades, museos, think tanks, fundaciones, asociaciones profesionales como la AAAS u organizaciones afiliadas al gobierno como la NSF o las National Academies (of Science).”
Efectivamente, en el último año ya han nacido productos híbridos similares a los que describe Nisbet, como ProPublica, una asociación sin ánimo de lucro de periodistas de investigación, cuyos proyectos son financiados por la gente de su comunidad y ofrecidos gratis a los medios para que los publiquen, o Climate Central, un cruce de agencia de comunicación especializada en cambio climático y think tank que aúna a periodistas y científicos.
Tal vez será cuestión de dejar de lamentarse y hacer como dice la máxima: adaptarse o morir.
viernes, noviembre 21, 2008
Doctor Atomic
Por cierto, la conclusión de esta columna me quedó un poco chapucera, ¿qué pensáis? La verdad es que me gusta bastante poco escribir comentario/opinión; lo mío es escribir noticias puras y duras. Y sin más preludios:
Cuando el arte colabora con la difusión científica
Mi sueldo de comunicadora científica se queda un poco corto a la hora de costearme tickets para ir a la ópera. Pero sí que da suficientemente de si para permitirme asistir, el sábado pasado en una sala de cine en las afueras de Washington DC, a la retransmisión en alta definición de una ópera que en aquel momento se estaba interpretando en el Metropolitan (Nueva York).
No se trataba de una ópera cualquiera: “Doctor Atomic” se centra en la fase final del Proyecto Manhattan, la carrera contrarreloj que libraron un puñado de físicos de los países Aliados para diseñar la bomba atómica antes de que lo consiguieran sus competidores nazis. La ópera consta de dos actos: el primero sucede unas semanas antes del ensayo de la bomba atómica en Alamogordo, New Mexico, en una operación cuyo nombre en clave fue “Trinity” (16 de julio, 1945). El segundo acto transcurre durante las angustiosas horas de la noche previa al ensayo, cuando los científicos y militares se preguntaban si la tormenta eléctrica desatada en los cielos de New Mexico permitiría llevar a cabo la prueba y si, en caso de que se pudiera, la energía desatada por la explosión sería suficiente para provocar que la atmósfera se incendiara.
El director del proyecto de la bomba atómica, J. Robert Oppenheimer, es el protagonista absoluto de la obra; científico brillante y hombre cultivado del que se rumorea que leía el Bhagavad-Gita en su idioma original, el sánscrito. La ópera retrata las tribulaciones morales de Oppenheimer: en una escena inicial declara, chulesco, que perder su alma le afectaría tanto como perder su tarjeta de vista, pero a medida que la obra avanza, su confianza se va desmoronando y hacia el final el espectador atisba el alma torturada que años después se identificaría con el pasaje del Bhagavad-Gita donde el dios hindú Vishnu declara: “Ahora, me he convertido en la Muerte, el destructor de mundos”.
Confieso que la ópera en sí no me entusiasmó; la música era demasiado minimalista y algunos personajes, en especial el de Kitty Oppenheimer, me parecieron un pelín irritantes. Además, siendo yo periodista y por lo tanto ostentando un gran aprecio a la concisión, no podía evitar preguntarme por qué los protagonistas daban tantísimos rodeos para llegar a lo que tenían que decir (aunque a los otros miembros de la Asociación de Escritores Científicos de Washington DC que atendieron la proyección de “Doctor Atomic” les encantó, así que sospecho que tal vez la ópera no sea lo mío). Pero aun así, en mi faceta de “groupie” de la ciencia, no pude evitar emocionarme cuando, nada más alzarse el telón, el coro empezó a cantar "Matter can be neither created nor destroyed but only altered in form. Energy can be neither created nor destroyed but only altered in form" ("La materia no puede ser creada ni destruída, sólo se transforma. La energía no puede ser creada ni destruída, sólo se transforma"). También me parecieron admirables la descripción de la fisión nuclear (muy asequible para cualquier tipo de público), y el hecho de que el autor del libreto utilizara material procedentes de documentos desclasificados del gobierno de Estados Unidos y de comunicaciones entre los científicos, políticos y militares involucrados en el proyecto.
Así que en definitiva, estoy muy a favor de utilizar la ópera para difundir la ciencia, así como lo estoy de usar cualquier medio al alcance. "Doctor Atomic" todavía no ha visitado muchas ciudades (se estrenó en octubre de 2005 en San Francisco, y desde entonces se ha mostrado en Amsterdam y Nueva York, y se planea llevarla a Chicago), aunque tal vez con un poco de suerte llegue algún día a España.
Pero hay algo que me preocupa: el autor de la ópera, John Adams,explicó al New York Times que la inspiración para escribir esta obra le vino del impacto personal que el Proyecto Manhattan tuvo en su vida, ya que su infancia y adolescencia transcurrieron bajo la amenaza de la guerra atómica entre Estados Unidos y Rusia. Y lo que yo me pregunto es: en la actualidad, ¿está la ciencia dejando suficientemente huella en las vidas de los futuros artistas como para poder inspirarles cuando lleguen a sus años creativos?
viernes, octubre 17, 2008
Habemus banner! (y cambio de nombre)
Así que ya es oficial; "A legal alien in California" pasa a ser "A legal alien in Washington DC". Hubo un par o tres de semanas que ni siquiera era "a legal alien" sino más bien "an alien in limbo" por culpa de la poca eficiencia de los burócratas que tramitan los visados, pero por suerte eso ya pasó y los papeles en regla y bien, muchas gracias.
Nueva ciudad, nuevo trabajo (sí, trabajo, no prácticas. ¡Hola, vida adulta!) y nueva gente. Cuántas cosas voy a tener que contar...
martes, septiembre 30, 2008
Mientras espero el nuevo banner...
1) Para Público:
Calamares españoles de exposición
“Está en perfectas condiciones, y es bastante raro porque, la mayoría de las veces, los calamares capturados han perdido algún tentáculo”, explica Clyde F. E. Roper, zoólogo emérito del Smithsonian.
2) Para Madri+d:
El puzzle de los presupuestos de ciencia de EE.UU.
Una mañana de junio, me encontré en el congreso de Estados Unidos, esperando que se celebrara una reunión de presupuestos que incluía, entre otros puntos, la financiación del gobierno federal para la National Science Foundation y la NASA para el año 2009. Iba como representante del Chronicle of Higher Education, en cuya sección de ciencia y tecnología estaba realizando prácticas de verano. No se trataba de una reunión crucial (por algo habían enviado a la becaria, y no al periodista que normalmente cubría política científica), pero eso no me importaba demasiado: el ir al congreso para cubrir un evento me proporcionaba una dosis de emoción más que suficiente.
martes, junio 24, 2008
Este hombre salvaría a los osos polares (y a los niños pobres)
AN INTERVIEW WITH VAN JONES
"The green movement has to become a rainbow-colored movement in order to be successful"
Maria José Viñas, special to Mongabay.com
Van Jones: For us, a green-collar job has to be a living-wage job and it has to be a real upper-mobility pathway. We don't believe the country needs "solar sweatshop jobs" or a "Walmart wind industry." We want to make sure that we have equal opportunity, which means creating real diversity from the beginning in this new economy. We want to make sure people have labor rights, so they can organize themselves and get the best possible deal. And we want to make sure these jobs represent an end to poverty.